lunes, 18 de febrero de 2013

POLÍTICO: ciudadano especial...



Escultura ecuestre conmemorativa de la actividad de algunos políticos españoles.

            Cuando me llevaron a servir a España en Infantería de marina -437 días- había unas compañías que se agrupaban bajo el nombre de las UOE, es decir: Unidades de Operaciones Especiales (después se les llamó COMANFES: COMANDO ANFIBIO ESPECIAL). Tipos especiales para situaciones especiales.

         La Guardia Civil también, por ejemplo, tiene grupos muy específicos para la criminalidad muy específica: UEI, unidad especial de intervención; grupos antidrogas, delitos informáticos… La policía tiene a la UDICO; la poli vasca tiene sus taldes llamados BBT… Hacienda tiene sus funcionarios especiales. Tenemos fiscales especializados en… ¡lo que les echen! Tenemos la Audiencia Nacional… Tenemos todo un tercer poder, atascado, pero poder y que está, la Justicia, esa ciega con el fiel en la mano, no confundir con Fortuna… ¡Y LOS POLÍTICOS RECLAMAN ORGANISMOS ESPECIALES PARA ELLOS!

         A estos tíos lo que hay es que aplicarles lo que tenemos, como a los demás, pero que se les aplique: ¿o es que ellos no son los demás? (¡¡POR SUPUESTO QUE NO, OIGA!!): es que no les vale la Fiscalía contra la Corrupción y la Criminalidad Organizada, no les vale todo lo que tenemos contra bandas organizadas, redes de maleantes, extorsionadores, mafias usurpadoras… ¡NO SEÑOR!, a sus señorías… que les juzguen en lugar especial.

         A estos payos nuestros que se dedican a la alta política no les basta con sus aforamientos, sus miliquinientas (pero sin interesar sus mil quinientos doblones, como era preceptivo), sus derechos especiales, su desigualdad con respecto a los demás ciudadanos, sino que, además, quieren tener su UOE y su COMANFES en la cafetería del Congreso, su UNIR y su UEI, su ¡BBTeloquepilles y cómete to de gratis y fúmate lo que te den…! ¿No quieren una copia de la película de Woody Allen, Toma el dinero y corre? ¡Es muy divertida!

         Lo malo, lo peor –esto siempre puede hincharse y alcanzar un  superlativo de los superlativos- es que no parece que tenga fácil solución. ¿Qué podemos hacer contra ellos cuando se encampanan y corporativizan? Al final, detrás de las supuestas iniciativas civiles, particulares, tras la llamada sociedad civil, etc. ¡surgen los partidos! Ecuánime, objetivo, imparcial, neutral… ¡vale!: nadie, pero no se puede siempre estar barriendo con el RECUCO del chiste para casita… ¡Ya vale, por favor!

         Todos queremos tener la misma celeridad en la justicia que ellos reclaman. Lo que tienen es que no pretender ser gobernantes, dirigentes, padres de la patria y ser, en realidad, algunos de ellos una banda de rufianes, unos delincuentes…

         (Y encima, por lo que leo, ya les contaré, no parece que la ley de transparencia haya servido, salvo de cortina de humo, para limpiar la era de maleantes, ¡pues estamos buenos! Véase Dan Ariely, Por qué mentimos…).

         Ya lo dijo Luis Candelas poco antes de cruzar el zaguán de la muerte: todo sube, menos los sueldos y los ladrones a la horca…

         (Ojo, hay muchos políticos, quizá la inmensa mayoría… que son dignos y honrados, lo que ocurre es que el aceite, la sangre, el robo… son muy escandalosos, que decía mi madre).

domingo, 17 de febrero de 2013

El mejor alcalde ya no es el rey



         Una pregunta tonta, con perdón: su marido y usted se compran una casa de SEIS MILLONES DE EUROS ¿y usted, o su marido, en su defecto, ignoran el origen del tocho de billetes? La respuesta es obvia. Cuando Urdangarín compró el casoplón de Pedralbes por esa cantidad, ¿usted cree que la Infanta Cristina estaba ajena al origen del dinero? Si lo estaba, debe ser inhabilitada de inmediato por mema y tiene que renunciar a su condición de Infanta de España. Si como usted y yo estamos seguros, ella sabía del origen del dinero que entraba en su casa y ese origen está donde se ha publicado, lo que debe hacer es presentarse en el juzgado y cantar de plano. ¿No es la justicia igual para todos? Que sea ya imputada. ¿No debiera todo ciudadano denunciar las actividades delictivas de las que tenga conocimiento? Que sea ya imputada. (Un pasito más, con todo el dolor en mi corazón: me compro esa casa, esa finca… ¿y mis padres no vienen a verla a visitarla? ¿El Rey o doña Sofía, que son padres, no le preguntan a su hija, “Oye, niña, ¿y con lo que ganáis el zurdo de tu marido y tú en La Caixa os habéis comprado este pedazo de dacha?”? Bien está que no le pregunten por el jersey que adquirió en las rebajas, pero ¿por ese de palacio de a SEIS MILLONES DE EUROS la unidad? Con todos mis respetos y mi dolor por España: Señor, usted tenía que haber puesto al zurdo, por iniciativa propia, delante del juez antes de que este lo llamara, pero le pesó más el corazón de padre, que la corona de rey y el deber de ciudadano).
         La juez Alaya, con dos cojones donde los haya, está de baja, pobre mía, tan acosada, con su frágil aspecto. Creo que, sin embargo, por paso marcial al entrar y salir del juzgado, por sus ademanes, sus bríos y las chupas que se calza, digo yo  que a este, a Torres, el juez del caso Noos no lo van a trepar.

jueves, 14 de febrero de 2013

Rubalcaba hace un streptease




       Recuerdo el feo comentario que afirmaba que “doña Fulanita se mete a puta y queda virgen”. Pues eso: si Rubalcaba -¡llamadme Alfredo!- se dedica al streptease pasa más hambre que un caracol pegado a un espejo…
         Sinceramente no lo comprendo. Nuestros políticos piden unos tribunales especiales para sus casos de corrupción; tienen unas condiciones legales particulares como parlamentarios: ellos están aforados; tienen unas prebendas específicas por servirnos… ¡y encima hablan de desnudarse ante los ciudadanos! ¡Qué poquísima vergüenza!
         Esto es muy simple: en la nómina uno, quien sea, ante su jefe, ante quien le paga, nunca está desnudo… ¡porque su jefe sabe lo que le paga a su empleado!, ¿o es que son tontos los dos? Servidor, como funcionario, tiene la nómina en pelota picá delante de quienes son sus jefes porque pueden acceder a ella…, ¿o es que somos tontos? El problema, de Alfredo y de todos los alfredos de la política española, es que estos políticos de nuestros desvelos se saben JEFES y no saben representar el papel que les toca: el de empleados y servidores públicos… Hace muchísimos años que sus nóminas y lo que tienen, desde que llegaron a la política, debían  estar dispuestas para ser consultadas por quienes los votamos –o no- y los mantenemos con los impuestos que pagamos y participamos en un juego –ya consolidado y fijado- queramos o no jugar en él…
         Déjese usted, Alfredo, de alicantinas…, soflamas tartamudas, fervorines, arengas y vamos a lo que vamos… ¡Vamos al turrón, que se lo comen las avispas!
         Y el señor Floriano, que tiene apellido con rima fea y fácil, que se deje de piruetas verbales (yo me las puedo permitir aquí: él no en el Congreso) y si le consta que Alfredo ha trincado –cosa que no creo- que vaya y denuncie en el Juzgado, que para eso está.
         Otro día, a ver si abro hueco, les hablaré de las comisiones de investigación entre los políticos: esos caballerescos duelos entre soberbios señores... con espadas de cartón.

Rosell hace amigos entre los funcionarios




        Me llega este escrito de unos funcionarios dirigido a Juan Rosell, presidcente de la CEOE, y advierto que se han modificado algunas afirmaciones en el texto.

         Sus declaraciones de estos días merecen que –en nuestra condición de ciudadanos, trabajadores y funcionarios– le traslademos algunas apreciaciones.
         Descalifica usted la labor de un organismo público, el INE, cuestiona la veracidad de los datos de paro aportados por la Encuesta de Población Activa (EPA), y frente al criterio fundamentado de economistas y expertos en el mercado laboral y el aval de varios organismos internacionales, no aporta más que sus creencias personales, en un discurso plagado de datos erróneos y contradictorios. Con todo, lo destacable es que –aún suponiendo que tuviera usted razón– la cifra de cinco millones de desempleados ya sería escandalosamente inadmisible.
         No le parece a usted necesario reflexionar sobre la implicación de algunos componen de la CEOE, que usted preside, en casos de corrupción que estos días se airean, ni sobre la existencia de tramas organizadas que durante años han ligado la cúpula empresarial y política de este país para utilizar los votos y los impuestos de los ciudadanos en aras de un desmedido lucro personal. No aporta tampoco ninguna propuesta al gravísimo problema de la destrucción de empleo más allá de seguir consolidando su precariedad con contratos para jóvenes “aunque sean de una hora” (¿para cuándo los que se cuenten por minutos?); abunda, en este sentido, en la línea preconizada por algunos otros empresarios –como su predecesor, el encarcelado señor Díaz Ferrán– que proponen que el problema del desempleo lo solucionen los trabajadores renunciando a sus derechos económicos y laborales; o el imaginativo Grifols, que encontraba que los parados podrían muy bien llegar a fin de mes si vendieran su sangre.
         Su menosprecio de lo público le lleva a recomendar que los funcionarios (no acaba de decidirse sobre si sobramos 300.000 o 400.000) nos vayamos a casa con un subsidio en vez de quedarnos en nuestros puestos “consumiendo papel, teléfono y tratando de crear leyes”.
         Los funcionarios de este país, como norma, señor Rosell, no aceptamos subsidios, ni prebendas, ni sobresueldos, ni regalos bajo cuerda. Los funcionarios, que accedemos, como norma, a nuestra plaza tras la superación de pruebas objetivas regidas por los principios de transparencia, equidad e igualdad, representamos la garantía de que esos mismos principios se apliquen a través de nuestro trabajo al conjunto de los ciudadanos. Los funcionarios, señor Rosell, no consumimos papel y teléfono, los utilizamos cada día para enseñar a sus hijos, curarle cuando está enfermo, defender su seguridad y sus derechos en los tribunales o concederle la pensión de jubilación.
         Finalmente, señor Rosell, lamentamos que no tenga claro el funcionamiento básico de las instituciones de un estado democrático, y hemos de recordarle que nosotros no “creamos las leyes”. Desgraciadamente, confiamos con nuestros votos en que nuestros representantes encargados de legislar desarrollen, cumplan y hagan cumplir las leyes que nos protejan a todos; aunque la realidad nos viene demostrando que lo único que parece interesarles –a algunos, por lo menos- es utilizarlas para estafarnos y privarnos de nuestros derechos básicos –el empleo entre ellos– en connivencia con muchos de los atroces empresarios de los que a usted no le interesa hacer memoria.
         Probablemente, tras su desconfianza por lo público se esconda la intención de ampliar unas líneas de negocio que –desprovistas ya de esas molestas trabas de transparencia, igualdad y equidad que lo público garantiza– le permitan acumular beneficios a costa del trabajo cada vez más precario y peor pagado de trabajadores completamente indefensos.

         Le aseguramos haremos lo posible y lo imposible para que eso no ocurra. Y coincidimos plenamente con su afirmación de que en este país “hay grasa en todas partes”: Basta mirarle a usted a la carita.

lunes, 11 de febrero de 2013

DEL LIBRO DE JAIMITO: MI papá no quiere ser doctor en nada



Luis Roldán

          Algunos de ustedes lo habrán olvidado, otros no lo supieron nunca y algunos lo recordarán perfectamente, en este grupo me incluyo, porque escribí sobre el pájaro. Hubo un director de la guardia civil, llamado Luis Roldán, militante del PSOE, que entre las muchas lindezas que perpetro, cometió, hizo, omitió, etc. mentía como un bellacazo, no podía menos, por Dios. Lo que hoy aquí me interesa es que en su currículum incluyó, habiendo estudiado hasta bachillerato, que era licenciado en Ciencias Empresariales y dijo haber hecho un master en Economía, ambos más falsos que el rey Miguel.

         Doña Elena Valenciano, vicesecretaria general del PSOE, también nos dijo que era licenciada en Derecho y Ciencias Políticas, pero la realidad, ni alegre ni triste, es que no completó carrera ninguna y que tiene menos papeles que una liebre. 
         Hay quienes insisten en que Roldán era hijo de un taxista… que son gente honrada y cabal y no hay ninguna tacha en serlo: ¡solo faltaría! Tampoco es baldón ninguno que Elena Valenciano fuera la telefonista de Ferraz: profesión tan digna como todas las profesiones dignas, pues no creo que unas lo sean más que otras. No me importa para el caso tampoco que estas dos personas tengan notables, evidentes complejos: ambos piensan que hay profesiones más dignas que otras -¡curioso entre gentes supuestamente de izquierdas!-. Tener una carrera universitaria nos hace tener más… Y lo que me importa es que mentir les hace ser unos mentirosos, es decir, ser menos.
         En Alemania dimite otra ministra, es la segunda, por haber copiado en su tesis doctoral. ¡Y eso no se hace!: eso es jugar sucio, eso es mentir. Es curioso: en Alemania, donde están los primeros de la clase, según dicen, por copiar en la tesis, se dimite. En España pensamos que eso es una ordinariez: el hacer una tesis, un vulgaridad, y dimitir, una grosería, y que eso les pasa justamente por empollones y por ir de sobraos… ¡por querer ser doctores! ¿Acaso no podían haberse contentado con licenciarse o con decir, sencillamente, que lo eran sin serlo? Pues eso, pensarán Valenciano y Roldán, “¡que se jodan y a dimitir por apuntar tan alto!”.