lunes, 11 de febrero de 2013

DEL LIBRO DE JAIMITO: MI papá no quiere ser doctor en nada



Luis Roldán

          Algunos de ustedes lo habrán olvidado, otros no lo supieron nunca y algunos lo recordarán perfectamente, en este grupo me incluyo, porque escribí sobre el pájaro. Hubo un director de la guardia civil, llamado Luis Roldán, militante del PSOE, que entre las muchas lindezas que perpetro, cometió, hizo, omitió, etc. mentía como un bellacazo, no podía menos, por Dios. Lo que hoy aquí me interesa es que en su currículum incluyó, habiendo estudiado hasta bachillerato, que era licenciado en Ciencias Empresariales y dijo haber hecho un master en Economía, ambos más falsos que el rey Miguel.

         Doña Elena Valenciano, vicesecretaria general del PSOE, también nos dijo que era licenciada en Derecho y Ciencias Políticas, pero la realidad, ni alegre ni triste, es que no completó carrera ninguna y que tiene menos papeles que una liebre. 
         Hay quienes insisten en que Roldán era hijo de un taxista… que son gente honrada y cabal y no hay ninguna tacha en serlo: ¡solo faltaría! Tampoco es baldón ninguno que Elena Valenciano fuera la telefonista de Ferraz: profesión tan digna como todas las profesiones dignas, pues no creo que unas lo sean más que otras. No me importa para el caso tampoco que estas dos personas tengan notables, evidentes complejos: ambos piensan que hay profesiones más dignas que otras -¡curioso entre gentes supuestamente de izquierdas!-. Tener una carrera universitaria nos hace tener más… Y lo que me importa es que mentir les hace ser unos mentirosos, es decir, ser menos.
         En Alemania dimite otra ministra, es la segunda, por haber copiado en su tesis doctoral. ¡Y eso no se hace!: eso es jugar sucio, eso es mentir. Es curioso: en Alemania, donde están los primeros de la clase, según dicen, por copiar en la tesis, se dimite. En España pensamos que eso es una ordinariez: el hacer una tesis, un vulgaridad, y dimitir, una grosería, y que eso les pasa justamente por empollones y por ir de sobraos… ¡por querer ser doctores! ¿Acaso no podían haberse contentado con licenciarse o con decir, sencillamente, que lo eran sin serlo? Pues eso, pensarán Valenciano y Roldán, “¡que se jodan y a dimitir por apuntar tan alto!”.

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