jueves, 14 de febrero de 2013

Rubalcaba hace un streptease




       Recuerdo el feo comentario que afirmaba que “doña Fulanita se mete a puta y queda virgen”. Pues eso: si Rubalcaba -¡llamadme Alfredo!- se dedica al streptease pasa más hambre que un caracol pegado a un espejo…
         Sinceramente no lo comprendo. Nuestros políticos piden unos tribunales especiales para sus casos de corrupción; tienen unas condiciones legales particulares como parlamentarios: ellos están aforados; tienen unas prebendas específicas por servirnos… ¡y encima hablan de desnudarse ante los ciudadanos! ¡Qué poquísima vergüenza!
         Esto es muy simple: en la nómina uno, quien sea, ante su jefe, ante quien le paga, nunca está desnudo… ¡porque su jefe sabe lo que le paga a su empleado!, ¿o es que son tontos los dos? Servidor, como funcionario, tiene la nómina en pelota picá delante de quienes son sus jefes porque pueden acceder a ella…, ¿o es que somos tontos? El problema, de Alfredo y de todos los alfredos de la política española, es que estos políticos de nuestros desvelos se saben JEFES y no saben representar el papel que les toca: el de empleados y servidores públicos… Hace muchísimos años que sus nóminas y lo que tienen, desde que llegaron a la política, debían  estar dispuestas para ser consultadas por quienes los votamos –o no- y los mantenemos con los impuestos que pagamos y participamos en un juego –ya consolidado y fijado- queramos o no jugar en él…
         Déjese usted, Alfredo, de alicantinas…, soflamas tartamudas, fervorines, arengas y vamos a lo que vamos… ¡Vamos al turrón, que se lo comen las avispas!
         Y el señor Floriano, que tiene apellido con rima fea y fácil, que se deje de piruetas verbales (yo me las puedo permitir aquí: él no en el Congreso) y si le consta que Alfredo ha trincado –cosa que no creo- que vaya y denuncie en el Juzgado, que para eso está.
         Otro día, a ver si abro hueco, les hablaré de las comisiones de investigación entre los políticos: esos caballerescos duelos entre soberbios señores... con espadas de cartón.

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