En
una carta de 1854, María Cristina de Borbón, antepasada de nuestro amado Rey escribía
lo siguiente:
No me lo diga usted, que no hay ya
entusiasmo para defender las cosas, ya sólo hay intereses materiales. Allí no
se quiere a la Reyna, ni cualquiera Rey que fuera, por lo que antes se respetaron
a los Reyes; no: no se quiere más que para que sean la pantalla de lo que hacen
debajo en su nombre, y para lo que se pueda ganar con ellos, sea dinero, sea
empleos. Te aseguro que si tubiera [sic] yo que dar un castigo a uno le haría
Rey de España. —Ser el blanco de la envidia de todos, siempre criticado, nunca
poder ser libre para ninguna acción, no, no, nada envidiable aquella majestad:
mucho puede en mí la idea del deber quando a pesar de esto deseo que mi hija cumpla con
su deber en el puesto donde Dios la puso y la ha conservado a pesar de tantos
enemigos como tiene.
Del
cinismo y desvergüenza de esta mujer –llamarla
señora sería un insulto para quienes lo son- añadir que la echaron de España por ladrona. No hubo
negocio de calado en España donde ella y la familia de su segundo marido –Fernando
Muñoz-, por personas interpuestas… no metieran la mano, pusieran el cazo. Su
codicia no tenía tasa.
Si
se confirmare lo que apuntan los periódicos, Urdargarín, sea como fuere, ha
sido sor Citroën a su lado, una proba hermana de la caridad… Doy un paso más. Lo
que esta astuta y avariciosa mujer apunta como amparo de ladrones y forajidos
bajo la pantalla de los reyes, es hoy realidad evidente BAJO LOS PARTIDOS POLÍTICOS.
Quizá no se deba generalizar, pero es evidente que servirse del partido y
servir por un partido a la sociedad son dos realidades diferentes. Parece que
se hace norma el servirse y arrimar a los amigos, la familia, los socios… para
ganar dineros y empleos.
Nada
nuevo bajo el sol. ¿No se les cae la cara de vergüenza? ¿Quién es el ciudadano
de a pie que confiesa estar afiliado a un partido y no tenga u obtenga
prebenda? No lo conozco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario