viernes, 4 de enero de 2013

Pagar el pato



          En dos días me encuentro con las mismas explicaciones.
         Una funcionaria me cuenta que se ha operado en estas vacaciones para poder seguir con un proyecto que tiene en su trabajo, para atender las demandas de su puesto y “porque me retendrían no sé cuánto dinero al ser una postoperatorio de menos de 21 días”. Lo que dijo Herodes.
         Una señora con trabajo (¡dicen que es un privilegio! Creía yo que era una necesidad y un derecho) en la empresa privada, me comenta que no le conviene operarse ahora, como le aconseja el galeno, porque tendría que estar tres días, intervención incluida, sin asomar por su puesto de trabajo “y las cosas no están para bromas”. ¡Marchando otra de Herodes plancha!
         ¿Quién que no haya sido estudiante no ha padecido el castigo injusto por la barrabasada de un alguien que no salió voluntario y donde todos callamos, por temor o ignorancia? La frase en España según Covarrubias tiene siglos: “pagar el pato”, es decir, aquí pagan justos por pecadores. Al no haber culpable se condena a todos por igual. Eso no es justicia, sino una putada.
         Habrá funcionarios, ¡que los hay!, habrá políticos, ¡que los hay!, habrá empleados, ¡que los hay!... ¡cumplidores a rajatabla!, pero están quienes no lo hacen, quienes se pasaron los meses de valvulinas sin dar palo al agua, de baja con enfermedades etéreas ni físicas ni espirituales… y ahora, queridos míos, ese pato lo pagamos TODOS y no a escote, sino como los políticos reparten. Es lo que hay. “A la Empresa se viene a mamar Marina”, decía mi sargento en la Infantería de la ídem… Pues eso: Las quejas al maestro armero.

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