viernes, 23 de noviembre de 2012

JAIMITO, INVESTIGADOR: LOS INDIGNADOS, LAS MULTAS Y LA JUSTICIA SOCIAL




  
       El padre de Jaimito llegaba como una pantera. Una multa en una mano, en la otra la cartera  del trabajo, un “Suputamadre” en la mente y un
         ¡Cáspita! –en la boca.
         Jaimito lo mira desde el sillón. Tiene un indio en una mano y un cowboy en la otra, ambos de plástico:
         ¿Ka pasao, papá?
         Me han multado, hijo mío. El coche de la cámara de fotos no atiende a razones. Estaba bajando a la abuelita en casa del callista... Pasó el cochecito leré con su pornográfica cámara ¡y me han multado!
         Papá, ¿los guardias son unos cabrones?
         No hijo, no. Los guardias hacen el trabajo que les hemos encomendado.
         Entonces, ¿en el barrio del Lolo, del Loco, de la Canmen… por qué no multan los guardias si los coches están sobre las aceras?
         No lo sé hijo. Se supone que, como se supone, que no tienen medios, se supone, que pueden hacer lo que les salga. Es una conciencia que se culpa de que ellos estén así, aunque ellos están así: unos porque quieren, otros porque no quisieron, otros… ¡PORQUE NO LES SALE DE LOS GÜEVOS TRABAJAR!
         Papá, ¿tú eres otro indignao?
         Jaimito, al ver la cara de su papá, ha tirado el indio y el cowboy y corre por el pasillo adelante con su padre pisándole los talones y con cara de jackeldestripadordelondres y al grito de “Mecagoentuputamadre, Jaimito”.

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