jueves, 14 de junio de 2012

Esos funcionarios no negocian.


Los funcionarios de educación negocian con la Junta.
         Creo haber oído dos veces a Pp Griñán, ese gañán, que ellos, los socialistas de mi Andalucía que la gobiernan, chulean y la trajinan, no iban a hacer como Rajoy en Madrid. “Antes de tocar la rebaja de sueldos, queremos hablar con los agentes sociales”, dijo mi Pp. Y ahí está la mesa de negociación. Primero, por lo que leo y oigo, no todos los representantes sociales -¿de quiénes?, me pregunto yo, ignorante-, estuvieron presentes en las dos reuniones habidas; bien hecho, porque este es un modo de dividir para vencer; no convoco a todos y los divido, los enfrento y los jodo; id mordiendo ese hueso, que ahora vengo. Segundo, una vez sentados en la mesita, hago una propuesta inviable, inamovible, imposible, inasumible por los sindicatos que, frustrados y corridos, se levantan cabreados por la obscura obstinación del obstetra que se los está tocando a dos manos. Tercero, la Junta ha convocado, ¿y por qué se levantan los sindicatos? Pues se levantan porque vuelve usted a poner encima de la mesa las lentejas… ¡las mismas putas lentejas frías que ya nos puso hace unos días!
         La Junta negocia como hay que hacerlo en estos asuntos. Da una cara pal gentío y otra para los negociadores. “¡Ay, Teresa! -le dijo Dios a la Santa de Ávila- yo quise, pero los hombres se negaron”. Pues tanto o más del mismo lienzo: “Nosotros hemos querido negociar, todo va bien… ¡otra cosa es que ellos se levanten!”. ¡Y que corra el aire, compañero!
         Otro aspecto de esta negociación. Tienen un grupo notable de funcionarios de la enseñanza que dentro de quince días están ya todos de vacaciones –aunque al servicio de sus centros durante julio-. Cuando se desperdiguen, perderán más fuerza… Cuarto: “Dale carrete a la cosa que, como los metamos en julio, luego hacemos lo que nos dé la gana y cuando vuelvan en septiembre, desorientados, descansados, menos cabreados, desorganizados…, cuando menos acuerden, están en octubre y ya los tenemos a estos en el carril”. Bien negociado.
         Los maestros, los profesores… en términos prehistóricos han perdido la conciencia de clase. Son unos aburguesados. Ellos no son clase trabajadora. Tienen un sueldecito, una plaza fija que ganaron con más o menos esfuerzo, tienen un trabajo con mucha mosca cojonera, pero no durante muchas horas, los jefes son muchos y no mandan nada…
         Ya digo. Si yo fuera la Ojitos, María del Mar Moreno, al negociador le diría échale más palos a la lumbre y que dure la mesa; propón comisiones de estudio y convócalos en hoteles buenos donde podáis trabajar bien… el almuerzo, el café, la copa… ¡y lo que haya que trabajar! Cuando quieran echar cuentas están ya con el bañador y nosotros nos los pasamos por la piedra”. ¡Y vaya usted con Dios!

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