Los funcionarios de educación negocian con la Junta. |
Creo
haber oído dos veces a Pp Griñán, ese gañán, que ellos, los socialistas
de mi Andalucía que la gobiernan, chulean y la trajinan, no iban a hacer como Rajoy en
Madrid. “Antes de tocar la rebaja de sueldos, queremos hablar con los agentes
sociales”, dijo mi Pp. Y ahí está la mesa de negociación. Primero, por lo que leo y oigo, no
todos los representantes sociales -¿de quiénes?, me pregunto yo, ignorante-,
estuvieron presentes en las dos reuniones habidas; bien hecho, porque este es
un modo de dividir para vencer; no convoco a todos y los divido, los enfrento y
los jodo; id mordiendo ese hueso, que ahora vengo. Segundo, una vez sentados en la
mesita, hago una propuesta inviable, inamovible, imposible, inasumible por los
sindicatos que, frustrados y corridos, se levantan cabreados por la obscura
obstinación del obstetra que se los está tocando a dos manos. Tercero,
la Junta ha convocado, ¿y por qué se levantan los sindicatos? Pues se levantan
porque vuelve usted a poner encima de la mesa las lentejas… ¡las mismas putas
lentejas frías que ya nos puso hace unos días!
La
Junta negocia como hay que hacerlo en estos asuntos. Da una cara pal gentío y otra para los negociadores.
“¡Ay, Teresa!
-le dijo Dios a la Santa de Ávila- yo quise, pero los hombres se negaron”. Pues
tanto o más del mismo lienzo: “Nosotros hemos querido negociar, todo va bien…
¡otra cosa es que ellos se levanten!”. ¡Y que corra el aire, compañero!
Otro
aspecto de esta negociación. Tienen un grupo notable de funcionarios de la
enseñanza que dentro de quince días están ya todos de vacaciones –aunque al
servicio de sus centros durante julio-. Cuando se desperdiguen, perderán más
fuerza… Cuarto:
“Dale carrete a la cosa que, como los metamos en julio, luego hacemos lo que
nos dé la gana y cuando vuelvan en septiembre, desorientados, descansados,
menos cabreados, desorganizados…, cuando menos acuerden, están en octubre y ya
los tenemos a estos en el carril”. Bien negociado.
Los
maestros, los profesores… en términos prehistóricos han perdido la conciencia
de clase. Son unos aburguesados. Ellos no son clase trabajadora. Tienen un
sueldecito, una plaza fija que ganaron con más o menos esfuerzo, tienen un
trabajo con mucha mosca cojonera, pero no durante muchas horas, los jefes son
muchos y no mandan nada…
Ya
digo. Si yo fuera la Ojitos, María del Mar Moreno, al negociador
le diría échale más palos a la lumbre y que dure la mesa; propón comisiones de
estudio y convócalos en hoteles buenos donde podáis trabajar bien… el almuerzo,
el café, la copa… ¡y lo que haya que trabajar! Cuando quieran echar cuentas están
ya con el bañador y nosotros nos los pasamos por la piedra”. ¡Y vaya usted con
Dios!
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