No
me voy, que me quedo. Cierro temporalmente el blog. Necesito dedicarme a otros
menesteres que requieren una concentración absoluta. Lo siento. Ojo que ni el
demonio ni el mal se toman vacaciones. Los tontos y los malos no cejan: su
camino adelante, ya saben: o se acaba el camino o el tonto, pero cejar… ¡nada
de nada!
Sé
que el blog tuvo un pespunte recio, firme, más con cuerda que con hilo. Lo
siento si ofendí a alguien que no desease ofender. Cuando se tira al bulto y a
tenazón no siempre se queda la pieza detrás de la mata.
Cierto
que he escrito desde la exasperación en muchas ocasiones. Me abruma tanto mal
como veo a mi alrededor. Me siento traicionado por una democracia que no me
dice nada. ¿Cómo es posible que me hayan traicionado?
¿Qué fue de las ilusiones puestas
en una democracia? La democracia prometida no era esto. Me he encontrado con
una partitocracia y agobiado por una casta ancha, amplia, gruesa, extensa de
políticos que han proliferado, que han invadido todo, que no llegaron para
servir sino para servirse… y que me preguntan cada equis años ¿para que
deposite un voto? ¿Eso era todo? No, no me siento representado por quienes se
mueven en los partidos… Me hablaron de la libertad de expresión, pero ¿para qué
me sirve si no soy atendido ni escuchado, si tengo una casta dictatorial
dirigente, con una dura cáscara que son los partidos, con sus aparatos que se
mueven y operan al margen de los ciudadanos? Grito…, pero como quien lo hace en
el desierto… Mi voto no es expresión de mis deseos… ¿A quién me dirijo para
quejarme? ¿A quién reclamo? ¿Qué palancas uso? Me puedo además saber un
privilegiado: tengo trabajo, sé expresarme, sé escribir… Me lo pagaron mis
padres y una sociedad solidaria que me pagó un centro público donde aprendí lo
que pude y aproveché como pude, supe, me dejaron… ¿Qué me dicen de esa persona
mayor, sin trabajo, sin poder gritar, aunque sea en mi mismo desierto? Esto es
como lavarle la cara al burro y peinar a sus muertos. TERRIBLE…
Fruto
de esta reflexión nació este blog… Les agradezco mucho a quienes me han
seguido, a quienes me han escrito, a quienes retwitearon las entradas… Muchas
gracias.
Quise
ser optimista, quise abrir hueco en la esperanza, quise ver la luz, quise
ayudar a buscarla, a verla… ¡e hice lo que pude! Lo siento por no haberlo
podido hacer mejor, con más salero, con más arte…
Treinta
años empujando para ayudar a hacer una sociedad mejor, más justa, más virtuosa…
Me consta, oiga, que el Cielo no está en el suelo… Me lo sé. No vivo con el
lirio en la mano… ¿Dónde están esos miles de alumnos a quienes di clase y a
quienes les enseñé que no se miente, qué es la sinceridad, y la laboriosidad, y
el orden, y la justicia y la prudencia…? Ubi
sunt? Ingenieros, registradores,
notarios, abogados, zapateros, profesores, empresarios, campesinos,
funcionarios, inspectores de hacienda, vendedores, constructores, economistas…
¿Dónde coño estamos? ¿Es que no somos capaces entre todos de sumar fuerzas y de
dar un tirón a esta sociedad lánguida, de andar cansino, cabizbaja, beoda,
quebrada, rota… ¡lamentable!?
Si
Dios quiere vuelvo cuando termine los quehaceres importantes y urgentes que la
vida me demanda ahora… Mientras, no lo olviden, lo digo absolutamente en serio…
SEAN FELICES, procúrenlo… Adiós.
Vuelve pronto para seguir enriqueciéndonos. Un abrazo
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