Para informar hay que ser fea..., deduzco.

         Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra. No lo invento yo. No tiro ni la primera ni la última. Sólo me paro y miro. Soy espectador interesado, atento. Ser imparcial siendo siempre parte, ser objetivo siendo siempre sujeto, ser ecuánime, justo… es difícil, pero ser tendencioso está feo.

         Hay periodistas en mi recuerdo que me resultan molestos. Se me antojan tendenciosos. Los sorprendo con frecuencia dando sesgos con sus adjetivos en la entrevistas, en las entradillas, en los comentarios, en los cierres… Cuando lo compruebo en varias ocasiones el trabajo de esta tropa deja de interesarme. Ignoro si son el cuarto poder o meros estiletes de los poderes económicos que les dan trabajo y los mantienen en sus plantillas de radios, periódicos, televisiones…

         El primero de quien recuerdo su alunizaje fue de Luis Carandell, que en paz descansará mi hombre. Llegó con los socialistas al poder del 82. Se dedicó a secuestrar sistemáticamente la información del Parlamento so capa de arte y caracoleo equino… Sus gracietas sin gracia alguna taparon la información y engrandecieron a quien le precedió en el empleo y daba esa información durante la transición, Alberto Delgado, del que guardo inmejorable recuerdo: excelente profesional, que ignoro si seguirá vivo; aunque sé que se jubiló hace ya muchos años.

         Otra simpática periodista era para mí Rosa María Mateos que sistemáticamente en los telediarios que presentaba y dirigía o lo que fuera, ignoraba toda noticia sobre el Papa… Actitud propia de una miope beocia. Me resulte desagradable, ajeno, indiferente… Fidel Castro, por poner un poner, no quiere decir que secuestre la información al público. Vaya con Dios la buena mujer.

         María Antonia Iglesias, es el epítome de lo que vengo hablando. De ella, la pobre mujer, ya escribí aquí. Esta señora no era tendenciosa, era y es una mujer que presentaba las noticias a su sabor y según leal saber y entender… Creo que formó parte del entramado socialista tras la victoria de la izquierda y su pasada por la ídem en la España de mi Felipe, cuando Alfonso Guerra y él vestían la pana y la cortaban. A la pobre me cuesta verle la carita y no precisamente porque sea fea, que lo es rato largo…, sino por el flaco favor que hizo a su profesión y a mí como español.

         Ato esta entrada por el final. Y me dejo unos cuantos periodistas de este tenor en la talega, bajo mi modesto punto de vista. Rosa María Calaf… ¡pero alma de cántaro cómo es posible que tú, ahora, a la vejez, salgas con semejantes chorradas y arremetas, hija, contra Sara Carbonero! Creo que yo que se debe pedir a Dios que nos retire dos minutos antes de empezar a decir chorradas o que nos dé la prudencia para callar y  seguir barajando…

         Ella, la Calaf, que siempre dio su sesgo informativo, que puso su sello de opinión donde solo le pedíamos y esperábamos que nos informara… Ella que ataca al pensamiento único… del dinero hoy… Dice de la pobre Sara Carbonero que, sin comérselo ni bebérselo, y supongo que no se dignara a contestarle que: "hace un flaco favor a la mujer y al periodismo, pues frivoliza la imagen de la mujer y contribuye a que la apariencia sea más importante que el contenido", me dice la pobre Calaf en Vanity Fair. "Ella no tendrá esa intención, seguramente, y yo no tengo nada en contra de ella, pero creo que para eso es mejor dedicarse al espectáculo o a hacer mamarrachadas en la tele que a la información", concluye la Calaf. Y ahora a dormir, tan contenta… A lo mejor quiere que Sara Carbonero hable desde detrás de un burka… ¡Vivir para ver! Muertos tienen que estar todos cuantos nos conocieron, señora.