viernes, 30 de marzo de 2012

Don Luis López… el río Sil. Willy Toledo... el Miño.



         Como en tantas realidades de esta vida y como aprendí en los apuntes de mi infancia “el Miño lleva la fama y el Sil aporta el agua”. Hoy veo que entre lo más leído en varios periódicos se encuentra la hazaña de ese español de tronío, sin par trabajador, que es Guillermo Toledo: un pobre riachuelo sin apenas agua, que poco o nada aporta… y que con 41 años ya pudo sentar la cabeza, porque los pelillos ya los tiene blancos.
         No recuerdo bien en qué libro de Delibes contaba éste el comentario que hizo un rico español a su vuelta de la Rusia comunista, algo así como: “Los ricos vivimos bien en todos sitios”. Sí señor, eso es bastante cierto. Otro tanto sigue ocurriendo con algunos de los hijos de esos ricos, que siguen yendo como fueron siempre: a su aire de niñosbién. Si lo hace un cualquiera es un delincuente y un payaso; si lo hace la nena de papá es una gracieta, una ligereza, “Un ella es así”, “Te enseña el culo y las tetas… ¡y unas risas!”. Si lo hace el niño de papá…, otro tanto: “¡Qué locuelo el briboncillo!”,  “Una gamberrada de señorito”, “Ya pasará su papá con su abogado por la comisaría”…
       Pongo a trabajar a mi memoria y que me perdone a quien excluya, pero sólo recuerdo tres casos… El primero el de Manuel Pimentel, que nos dejó un amable sabor como ministro de trabajo, pero que, cuando aquello no le gustó, cuando comprendió que lo que hacía iba contra sus convicciones y sus enfoques, sin dar portazo, dijo un “Ahí se quedan, señores, servidor se vuelve a Córdoba”. Otro tanto hizo Jordi Sevilla quien, por no estar de acuerdo con la política del peor presidente que vieron los siglos, cogió las de Villadiego y se largó también sin decir mucho y se escribió una novela, mientras fumaba en pipa, con la que ganó no recuerdo qué premio en no sé dónde; con la novela, que no con la pipa, digo. Hoy leo que un diputado de segunda fila, con perdón, pero tan padre de la patria como los demás, número tres por Almería, viendo el laborón que está haciendo en la Cámara baja ha preferido decir “Señores, servidor no vale para tan alta encomienda y que venga otro. Uno no sirve pa to”, y ha dejado el caballero su acta de diputado por el PSOE…
         Supongo, insisto, que habrá más, pero no los recuerdo en este momento. Ignoro cuánto gana un diputado, pero por lo que puedo averiguar unos 6000€ al mes, es decir que nuestro hombre, al irse a su pueblo, ha renunciado a una buena pella de billetes. Lo que muchos de nosotros no ganaremos en muchíííísimos años, y todo ello porque le remordía la conciencia al estar allí, en los madriles, apretando el botón en el Congreso… ¡¡Ejemplar, sin duda!! ¿Cuántos padres de la patria, por los mismos motivos, no estarán sobrando en el patio de butacas del Congreso? Me pregunto qué dirá este señor de lo sucedido en la otra Andalucía, en la del agua sin bendecir del río más grande del sur: que la bebes y te da por trincar de lo público, de lo que no es tuyo y largarte con él calentito a la güisquería, al guajío o la casa de las niñas… y dártelas de guapo, de chingón, de manirroto y todo a costa de lo nuestro… ¿Qué dirá don Luis López de esto?
         A la gentuza hay que denunciarla, que no darle cobijo, que no reírle las gracias, que bastantico llevamos ya padecido por unos y otros… Y a quienes aportan el agua, darles las gracias y alabar sus obras.
Guillermo el travieso riéndose tras destrozar un bar con sus amigotes.

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