¡Sopla, que va que arde! |
Desde que se inventó la realidad
virtual, desde que casi todo se puede simular en un ordenador… no siempre que
el río suena, agua lleva. Se puede simular el río, el agua y el ruido de la
corriente. Cierto.
Lo de Urdangarín sonaba a río sucio
desde el principio. Mi hombre fue cogido con las manos en la pasta ajena y pública.
A medida que la investigación ha ido avanzando, el ruido del río y sus millones
de euros rodados a beneficio del marido de la Infantina y su señor amigo, Diego
Torres, era más y más insistente. Imparable.
Cuando el asunto suena y huele y la
prueba de la evidencia exhala un amable aroma a verdad… ya no hay quien detenga
la rueda de la Justicia… ¿O sí? Leo que Urdangarín quiere chantajear a la
fiscalía o chalanear o negociar… con ella. Devuelve el dinero (con los
intereses) y la fiscalía no lo guarda en el estaribel… Uno, muchacho, se
declara culpable porque lo es. Por dignidad no me declaro culpable de una falta
que no he cometido, así me pelen como a los pollos en Utrera… Cierto que cuando
se permitía la tortura para hacer declarar a los presuntos –creo que entonces no
se empleaban estas finezas-, recuerdo a uno que durante la tortura se declaró
culpable, mas, después, otra vez delante del tribunal confesó que era inocente,
pero que de volverlo a torturar confesaría sin sonrojo haber matado a Cristo
mismo… ¡Un poquito de porfavos, señor
Urdangarín! ¡Una miaja de dignidad, coño! ¿No le han tocado un pelo, viaja
usted al extranjero como le sale, va y viene, nos roba y encima nos chulea por
vía de fiscal? ¡Pues me parece feo el asunto, feo, feo!
Su amiguete –y es que los amigos lo son
todo: dime con quien andas y te diré quién eres…- el tal Torres ahora también
nos chulea con que él incrimina a la Corona y enchufa el ventilador de la
mierda y les llega al cuello a un ciento. ¡Pues mucho ánimo y a enchufarlo…!
¿Qué llega a la Corona? ¡¡Pues mal negocio!! Ya sentiría yo este asunto como en
propia carne… Pero el mejor alcalde debe ser el Rey mi señor… y el Rey, los
alcaldes, los yernos de los reyes y los amigos de los yernos… todos,
absolutamente todos… iguales ante Dios y ante la Ley que nos hemos dado! Y en
el talego nos vemos.
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