martes, 10 de abril de 2012

¡Ay, Juan Froilán de todos los Santos!





         Por favor… Sin que sirva de precedente.

         De las cerca de un millón de licencias de caza y tenencia de armas que hay en España actualmente (me dicen que ahora son algo menos), por favor, les ruego… que levante la mano quien no haya disparado un arma antes de presentarse al examen que ahora obliga, o que anduvo por esos campos de Dios cazando con una escopeta en las manos sin tener los 14 años… ¿Alguien levanta la mano? ¡Allí parece que hay uno entre el millón!, pero está riéndose.
         Lo de Froilán de todos los Santos, el nieto del Rey mi Señor, es ciertamente norma. ¡No lo de darse un tiro en el pie!, sino lo de hacer uso de un arma antes de ir a examinarse para que te concedan la licencia de armas, antes se llamaba permiso de armas.
         Ese hombre alto, de extraño atuendo -a eso le llaman elegancia- no es, me temo el mejor instructor para el tiro. De haberlo y tener la posibilidad de que mi hijo pudiera tirar… ¡no sería Maricharlar quien se llevara al crío para instruirlo, lo aseguro por papa! Tengo yo para mí que ese señor grandón tiene malaje… ¡Pobretico el Froilán! La verdad es que no dejan de decirme que la criatura es un Borbón patanegra, un trasto de mil pares de narices… Y que… lo de ir a Inglaterra… y estar interno… no era cosa de aprender inglés… ¡¡nanai de la china, querido…!! Que así intentaron meterlo en cintura, aunque más barato les hubiera salido dejarlo en casa del cabo de puesto de mi pueblo, que es un guardiacivil modelo años del hambre. En un par de meses el Froilán, fijo, hubiera hablado inglés.
         Más millones de permisos. ¿Quién antes de ir a la autoescuela no ha conducido un coche? Y levanto yo la mano porque me montaba desde que era un bebé y echaba por mi boca lo más grande. Me presenté en la autoescuela sin que mi padre me hubiera dejado un volante. ¿El resto? ¿Hay alguien? ¿Quién no ha conducido en un descampado?
         Insisto. Sin que sirva de precedente. Lo del nieto del Rey mi Señor ha sido cosa del bajío de su papa. Cierto que, cuando pasan estas cosas, las armas las carga el diablo y las disparan los gilipollas, y que nadie se dé por aludido. Ahora lo importante es que el zagalón se recupere y aprenda la lección y no se arrime al grandón de su papa… hasta que yo le haya dado unas clasecitas de tiro y caza, por favor. Señor, me presento voluntario.

         (Lo del mal del ojo de la Familia Real, me temo, no es tal… sino que las carga el diablo…).

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