Luego dicen que España ha dejado de ser católica, pero de eso nada, monada. Ha sido llegar la Pascua Florida y todos… ¡hale! Tranlarín, tranlarán… A confesarse: confesar como mínimo una vez durante el año, o antes si se ha de comulgar, o en peligro de muerte, decía, si no me falla la memoria el Ripalda, que por ahí lo tengo…
¡Pues no mi querido amigo! El otro día me comentaba un colega que hay que ver la de disparates –con perdón- que dicen los periodistas, obligados a escribir de todo un poco y a mocho. Me decía este colega: “Si de lo que tú sabes te das cuenta de la cantidad de desatinos que dicen… ¡Pues otro tantos dirán de aquello que tú les lees o escuchas, pero ignoras!”. Me parece cabal, punto por punto y sálvese del hundimiento de este Titanic quien pueda.
Mire usted… No es lo mismo el perdón que pidió Juan Pablo II que el pedido por Bill Clinton… Ni nada tiene que ver lo dicho por Zapatero I el Necio con lo dicho por el Rey mi Señor… -¡que me ha ganado ya para su cuadrilla de caza!: lo confirmo sin rebozo. No seré monárquico, pero voy a ser juancarlista a pesar de los pesares. Escrito queda. Señor, cuando usted quiera, yo le llevo la mano larga-.
Vamos por partes. A mi primo William, el presidente del despacho llamado oval, la tetona de Mónica Lewinsky le hizo una lavinski a Bill que mejor dejar aquí. Fue ella la que se empicó en el pepino y él por acción y omisión fue culpable de todas todas. A mí, sinceramente, me ofende en tanto que es un acto de por sí, objetivamente, malo para un poyo casado, con una becaria, etcétera. Agarró nuestro Bill en Dublín –mi pueblo- y dijo aquello de "cometí un error, fue un acto indefendible y lo siento". ¡Pues tampoco es para ponerse así!: que ya lo cuenta San Mateo (26, 41) que el espíritu está pronto, pero la carne es débil y la Mónica tenía en esto, de carne, su tirón… ¡a ver! William pidió perdón a los yanquis, supongo que se lo pediría a su Hillary: lo que te sale en la frente, querida, es fruto de una felación; perdona a este pobre pecador de la pradera…, que diría Chiquito. Lo que dijera a Dios, ellos lo sabrán.
Mi Zapatero I el Necio, contador de nubes, es otra cosa. Este bien pudo decir como el hijo pródigo: “He pecado contra el Cielo y contra ti…”, siendo ese ti… unos millones de parados directos que nos dejó en herencia por su culpa directa –puedo dar nombres- porque en los primeros meses del 08, entonces el Necio no quería hablar de crisis y los bancos aún, durante unas semanas, concedían créditos… Ganó las elecciones y todo cambió: la realidad siguió siendo la que era con la mentira sumada de mi contador de nubes y el daño hecho… ¿Es que lo hemos olvidado todos? ¿También hemos olvidado cómo pidió perdón? Con la boca chica… No es lo mismo, amigo, querido amigo…
Pedrosa se disculpó por medio de un escrito, le faltó la clase y el valor que tiene, por ejemplo, un Rey de España, y además se disculpó diciendo que había sido mal aconsejado. Cerró su web. Le escribí desde aquí (http://tucho-castelo.blogspot.com.es/2012/04/te-pido-un-favor-para-todos-dani.html)… y como no podía ser menos… hizo oídos sordos. Muy propio de quienes viven por encima de los mortales y se pasan por debajo de las ruedas y de las velas de su moto y de su capricho a quien sea. Para mí, jovencito, puede ser usted lo que quiera, pero quiero oírlo pedir pedón por su boca; se lo escribí.
Juan Pablo II en la Pascua del año 2000 pidió públicamente perdón por siete errores históricos de miembros de la Iglesia. El periodista ignaro afirma que pidió perdón por los pecados de la Iglesia lo que no es lo mismo que pedir perdón en nombre de la Iglesia porque personas, concretas de la Iglesia, habían hecho un daño que era pecado público y, por tanto, también públicamente y en su nombre la Cabeza de la Iglesia, Pedro…, pide perdón a Dios y pide perdón a los ofendidos y pide oraciones para que se cumpla el resto de lo necesario dado el caso… cumplir la penitencia y hacer propósito de la enmienda… “No volverá a ocurrir”, que dijo el Rey mi Señor…, quien pecó de imprudente, de temerario, de impaciente…, pero no había ofensa en cazar ni en matar un elefante, que conste.
No hay comentarios:
Publicar un comentario