sábado, 14 de abril de 2012

El Rey mi Señor vuelve a meter la pata..., con perdón.

        La autocita, el ya te lo decía yo… tiene mala prensa, mas lo que ya escribió uno una vez ¿para qué repetirlo si estuvo en su punto?
        Con motivo del tiro que se dio mi Juan Froilán de Todos los Fregados, pobre mío, escribí aquí una entrada (). Mi conclusión por el paseo breve por parte de la familia real es que efectivamente las escopetas las carga el diablo y se las disparan, digamos, por ser suaves, los imbéciles. A ello añadía que yo, para mí, que el tipo grandón de extravagante elegancia tiene gafe.
        Bueno, pues ahí lo tenemos. Señor, mal negocio. Corren malos tiempos para matar elefantes cuando se tienen 74 tacos de almanaque a los lomos. Malos tiempos corren en general, para todo, y también para la caza. En el coto que presido, en gran parte por motivos económicos, se han dado de baja un 8% de los socios. No hay billetes para la lírica cinegética (hablo de pagar 70€ al mes). ¿Y el Rey, mi Señor, se larga a África a matar un elefante, se jode una cadera, y lo tenemos que traer de prisa y corriendo a casa…? Ahora comprendo por qué no fue a visitar a su nieto. No es que se fuese a enfadar mucho, que quizá lo haría, sino porque estaba en África jodiéndole la vida a los elefantes… Señor, sea esto escrito, con todos mis respetos. La Real Casa  la ha mirado un zurdo bizco a mala leche y está gafada y sus miembros no andan en buenos pasos.
        Se me podrá decir, que hasta es posible, que alguien incluso haya invitado y pagado los gastos del Rey mi Señor… y hay ido de gañote, pero ni siquiera eso me vale, Señor: es hora de dar ejemplo. Los cochazos oficiales, por su cantidad y calidad, producen escándalo a como está la gasolina y cómo está la nación. Los consejeros oficiales, por su cantidad y calidad, producen escándalo a cómo está el sueldo de consejero y cómo está la nación... Señor, la caza del elefante en África produce escándalo por el precio del tiro al paquidermo y cómo está la nación.

        ¡¡Y encima va, Señor, y se rompe una pierna!!

        Lo siento, Señor, se ha equivocado. Estos malos pasos, estos pasos equívocos, estos pasos no son ejemplares sino escandalosos, inconvenientes, contraproducentes para un Casa Real en horas bajas y con sus súbditos en el fondo del vaso.

        Siento, Señor, decir lo que veo… Su Majestad, por esta vez, volvió a meter la pata donde no era…  

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