domingo, 8 de abril de 2012

Perdone, no lo entiendo, es decir, sí, sí que lo entiendo…


        Según un estudio realizado por el CIS entre el 2 y el 11 de marzo del que corre, el 61,8% considera que la calidad de la enseñanza en España es regular o mala.
         Lo que no comprendo es lo siguiente, más del 50% de los encuestados prefieren la enseñanza pública a la enseñanza privada o concertada, en todos los niveles desde la educación infantil, pasando por la primaria, la secundaria y la universitaria; para esta el porcentaje de quienes eligen las universidades públicas llega al 64,3 %.
         Los mismos encuestados cuando les preguntan sobre las ventajas concretas de unos centros y otros, los mismos encuestados consideran mejores los centros privados y los concertados que los públicos, pues según dicen, son más eficaces, transmiten más conocimientos, son más exigentes con los estudiantes y aportan más posibilidades de conseguir un empleo.
         Que digo yo: O quienes fueron encuestados son imbéciles, o yo no entiendo esto bien, o la noticia no está bien redactada… o sencillamente todos los encuestados son españoles con pindingreen, que se dice de los canes y, por tanto se opina desde los riñones, desde las vísceras, mismamente a puro huevo, con los cojones.
         Le ofrezco un coche magnífico, que es el que más le gusta, el que tiene más prestaciones, el que le ofrece más seguridad, una línea elegante… y usted elige el otro, el más feíllo, con menos seguridad, más lento, más antiguo… Cojonudo. Cualquiera lo haría así. Lógico.
         Le ofrezco un viaje magnífico, con todo pagado, a lugar paradisiaco, unas verdaderas vacaciones de ensueño, pero usted prefiere irse a tomar el sol al río de su pueblo, con la mugrecilla que el río arrastra, con la espumita de las fábricas, el agua llena de mierda… Cojonudo. Cualquiera lo haría así. Lógico.
         El español es de condición envidiosa, nada aporto. Siente un profundo rencor contra la excelencia. El envidioso no es que quiera un coche excelente como el de su vecino, sino que además, le gustaría que su vecino se descojonara con ese magnífico coche en la primera curva que tomase… ¿Incomprensible? No para los españoles. ¿Que esa lógica se le antoja sinuosa, cutre, putrefacta, indeseable, detestable, escabrosa…? Así es. Lógica made in Spain.
Una sala de la Universidad de Harvard.

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