domingo, 1 de abril de 2012

Sudor y sangre para una nueva época... ¿Lágrimas?

         Que los recortes son los culpables de lo ocurrido en las elecciones de Andalucía no me lo creo, ¡y no me citen como autoridad a los sociólogos!, que se equivocan más que y echando el euromillón. No puede empezar a dolerme la pedrada antes de que me la den por mucha venda que me ponga… ¡esto es una chorrada! Los recortes los vamos a ir viendo a lo largo de los meses sin ayuda de la Sociología porque lo reflejará el balance del mes en la cuenta del banco… ¡quien la tenga! Cuando se diga de ir de vacaciones, si es que tiene arrestos para decirlo y billetes para soportarlo, cuando vea que el aire fresco de la máquina tiene que ser sustituido por abanicos, “Nene, apaga el aparato y dale al abanico. Y si no aguantas te vas a dormir la siesta al corteinglés”…
         Los recortes, los cortes, el ahorro en gastos, dispendios, derroches, despilfarros… ¡son necesidad! Hemos vivido como si fuéramos todos hijos de don Juan March, que decía mi padre: “Que tú no eres hijo de don Juan March”, que tenía un fincón ahí al lado que no se recorría en una mañana. Pues no, señorito, no: no somos ricos. Hemos vivido como tales. “Hemos pasado de tenerlo todo a carecer”, me decía un amigo que se dedicaba como operario de la madera en la construcción. “Nohayná”. Un solar… Es lo que hay y todos los sabemos. Lo que hay en casa, en la cuenta del banco y en la despensa es lo que tiene el gobierno que nos hemos cocido después de habernos guisado a nosotros Zapatero el Necio I de España. Y nosotros los gilipollas, viéndonos pelar y no se le organizaron siete huelgas y dos mil zarandajas para que se largara, ¿dónde estaban las fuerzas sociales que nos orientan y ayudan para hacer de España una igualdad y una fraternidad en libertad?
         Lo que ya me parece de locos es lo que hoy leo en El MUNDO, que les piden a los ministros que muestren su dolor por lo que están haciendo…, que lloren como lo hizo la ministra italiana, Elsa Fornero. Me parece ya mucha guasa, ¿no cree usted? No es momento de lágrimas ni de teatro. No es hora de poner carita de pena y decirle al nenito que tiene pupita. Pasó la hora de los mimos de mamita, la OJE y los boy scouts… es la hora de la Legión y de la Infantería de Marina… ¡Esto es un puto desembarco! Aquí puede o no haber lágrimas, pero seguro, SUDOR Y SANGRE… Italia, como tal, no ha sido nada en la Historia. Inglaterra se bebió sus lágrimas y echó el resto… Italia sirve para urdir la estratagema y el fingimiento en el deporte, en el fútbol, y en la economía. Lo que nos faltaba ya es ver a Rajoy llorando por los pasillos del Congreso y dándose besitos con Rubalcaba: no se trata de eso. Cuando entro en urgencias con la cabeza debajo del brazo no quiero que el médico llore, sino que me cure… ¡aunque sea un tío muy serio! ¡Qué gilipollez más indignante!
         Nos toca un tiempo de hierro. Lo que ayer servía hoy es inútil. Estamos pariendo una nueva época. No logramos avizorar de qué se trata. El parto va a ser cruel. Lo importante es que lo parido no sea un minúsculo y enclenque ratón, sino una criatura que nos ayude a ser mejores.
     Sobran lágrimas, sobran huelgas, sobran mentirosos, sobran sinvergüenzas, sobran ladrones, sobran pusilánimes, paños calientes, nenazas, cobardes… y necesitamos gente capaz, gente magnánima, decidida, valiente, que corte, saje, limpie, cauterice y cosa en vivo, sin dudarlo, sin encogérsele el ombligo. Ya tendremos tiempo de llorar de alegría, si es que alumbramos por derecho al nuevo tiempo, a la nueva época. 


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